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Territorios apartados bajo la lupa arancelaria de EE.UU.

El reciente anuncio de nuevos aranceles por parte del gobierno de Estados Unidos ha generado sorpresa por incluir en su lista a territorios deshabitados o con economías prácticamente inexistentes. Estos aranceles, promovidos como una medida para proteger los intereses nacionales y fomentar la producción interna, han terminado impactando áreas que no representan una amenaza económica significativa para el país.

Un ejemplo llamativo es el caso de las Islas Heard y McDonald, territorios australianos ubicados en el remoto Océano Índico. Estas islas, deshabitadas y cubiertas en un 80% por hielo, han sido gravadas con un arancel del 10%. Desde finales del siglo XIX, cuando se abandonaron las actividades de caza de focas y elefantes marinos, no ha habido actividad económica significativa en estas islas, catalogadas como Patrimonio de la Humanidad.

Otro territorio australiano afectado son las Islas Cocos, con una pequeña población de 600 personas. Según datos oficiales, el 32% de sus exportaciones están destinadas al mercado estadounidense, principalmente en forma de barcos. Con el nuevo arancel del 10%, estas islas enfrentan desafíos considerables para mantener su flujo comercial.

En el hemisferio norte, la isla noruega de Jan Mayen, conocida por su antigua estación ballenera, también ha sido incluida en la lista de aranceles. Este lugar, descrito como «desolado y montañoso», carece de una población permanente, ya que únicamente recibe personal militar en rotación. Aunque su economía es inexistente, los nuevos aranceles del 10% aplicados a sus escasas exportaciones reflejan el alcance de las medidas adoptadas.

Otro territorio que se ha visto afectado es Tokelau, una dependencia autoadministrada de Nueva Zelanda formada por tres atolones en el Pacífico Sur. Con una población de aproximadamente 1,600 habitantes y una economía de tan solo 8 millones de dólares, sus exportaciones, que apenas alcanzan los 100,000 dólares anuales, también estarán sujetas al arancel del 10%. Estas cifras ponen en duda el impacto real de esta medida en las relaciones comerciales de Estados Unidos.

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Además, territorios de importancia estratégica para Estados Unidos no escaparon de los aranceles. El Territorio Británico del Océano Índico, donde se encuentra la base militar Diego García, y las Islas Marshall, hogar de una instalación clave para las pruebas de misiles balísticos, ahora enfrentan un arancel del 10%. Esto ocurre a pesar de la importancia de estas ubicaciones para la seguridad nacional de Estados Unidos.

Estas medidas han generado interrogantes sobre su efectividad y real propósito, ya que afectan tanto a economías insignificantes como a territorios estratégicos para el propio país. Los aranceles, diseñados en principio para fortalecer la economía estadounidense, han terminado alcanzando áreas inesperadas que difícilmente pueden considerarse competidoras comerciales.

By Yenny Paredes

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